LOS CAMINANTES (Necrópolis)

Hay un viejo dicho en el mundo del cine que reza, "nunca segundas partes fueron buenas", pero no es del todo cierto, porque si existen secuelas iguales o mejores que sus predecesoras. Pues lo mismo se puede aplicar al mundo literario, porque Los Caminantes-Necrópolis ¡es tan buena o más que la original!
Y lo es por una sencilla razón, porque no solo sigue avanzando en la historia que contaba la anterior, si no que además la enriquece con personajes nuevos e interesantes, y no se limita como lo haría una mala secuela, a repetir más o menos lo mismo que en la primera ocasión.
El ritmo es todavía más vertiginoso, sin un momento de respiro para el lector, que practicamente no encuentra el momento donde, dejar la "señal" para continuar al día (o mejor, la noche siguiente), los ¡IMPRESIONANTES! momentos de acción, están tan brillantemente narrados que te parece estar viéndolo en una pantalla, sirvan de ejemplo el ataque al parking o la huida del puerto.
En cuanto a los personajes, los nuevos, sobre todo un par de niños, otro gran acierto (¿No os habéis fijado que en las historias de zombis, nunca aparecen niños supervivientes?), que nos hacen ver la catástrofe a través de sus ojos inocente, en contra posición de unos adultos, que empiezan a perder su humanidad, (terrorífico el momento de la cabaña del hombre andrajoso). El problema es que la aparición de estos nuevos personajes, resta (inevitablemente) protagonismo a los viejos, en especial se echa en falta un mayor peso sen la trama de el padre Isidro, personaje condenado a convertirse es todo un icono del mundo de los muertos vivientes por derecho propio.
Y como en los mejores relatos zombi, Carlos Sisi, enfatiza que el mayor peligro para el ser humano tras una catástrofe de semenjate magnitud es, ¡el propio ser humano!, que puede llegar a ser mil veces más inhumano que los propios zombis, pues al fin y al cabo, estos últimos no son conscientes de sus actos.
Con gran impaciencia nos queda ahora esperar la tercera parte de la trilogía, tras ese final tan inquietante.