AGORA

Después de cuatro películas de gran éxito de critica y publico, esta claro que si algo es indudable, es que Alejandro Amenábar domina a la perfección el arte de la dirección cinematográfica.
Y "agora" nos lo vuelve a repetir con Agora (perdón, no he podido evitarlo). Esta vez se atreve con un Peplum, o como siempre las hemos llamado por aquí, películas de romanos. Aunque lo cierto es, que para mi, esta más cerca de novelas como Los pilares de la Tierra o la catedral del Mar, por aquello de presentarnos la intolerancia de las religiones, en especial la cristiana.
Pero lo que realmente parece querer mostrarnos el joven director, es lo insignificantes que somos comparados con la inmensidad del universo, de ahí que cada vez que los humanos empiezan a matarse unos a otros, la cámara salga hasta el espacio exterior, donde los sonidos de la batalla, se escuchan lejanos mientras vemos un planeta Tierra que gira tranquilo ajeno a los conflictos que provocan los "insectos" que vivimos en ella. Véase por ejemplo, el momento en que los cristianos, totalmente vestidos con ropa negra arrasan la biblioteca de Alejandría, Amenábar los muestra desde muy alto, dando la impresión de ser ¡ cucarachas !.
Y es que es precisamente en el manejo de la cámara, la perfección de los encuadres y la precisión en el montaje, donde se luce el autor de Tesis de manera clara y rotunda. Sin embargo, en esta ocasión, tal vez preocupado por hacer un film visualmente espectacular y fascinante, Amenábar descuida un poco a los personajes de su historia. Exceptuando a la protagonista, interpretada con solvencia y gran profesionalidad por Rachel Weizs. el resto de caracteres que la rodean no esta tan bien dibujado como es habitual en su cine. Especialmente desafortunada es la elección del actor que interpreta al joven esclavo Devos (ahora no recuerdo su nombre), este jovencisimo actor, no nos sabe mostrar el profundo dilema que debate a su personaje, atrapado entre su amor y fervor por su ama y su atracción por la religión cristiana, aunque hay que reconocerle al muchacho que al menos pone mucho interés en el empeño.
No obstante, creo que son muchos más los aciertos que los errores de esta producción, que demuestra como ya apuntaba en un post anterior, que en España se pueden hacer buenas películas de genero, capaces de rivalizar con el todopoderoso cine yanki, siempre que se les de cancha (y dinero) a directores de talento como Alejandro Amenábar.