Una de las características típicas de los frikis, es la irresistible tendencia a coleccionar todo aquello relacionado con nuestras aficiones (pasiones), es decir, lo que se conoce como merchandasing, especialmente, las figuras de acción que representan a nuestros héroes favoritos, que nuestros familiares y amigos suelen denominar "muñequitos".
Estos muñequitos acaban pasando su existencia, acomulando polvo en alguna estantería. Puesto que una vez adquiridos, pasan a formar parte de nuestros museos particulares, donde nadie puede tocarlos (es difícil explicarles a hijos o sobrinos, que esos juguetes no son para jugar).
Pero no pensamos en eso, cuando los vemos en una tienda y nuestros ojos hacen chirivitas. Lo único que pensamos en ese momento es que tenemos que tenerlo como sea.
Más llega un momento, en que el principal problema, ya no es lo que cuestan (pues baratos no es que sean), sino donde demonios meterlos. En mi casa puedes encontrarte en cualquier rincón, desde un James Bond, hasta un Alien atacando a un Depredador. De momento, sólo la cocina y el cuarto de baño se están librando de esta invasión, y la verdad es que pienso que en este último lugar, no desentonaría algún Fredy Krugger o Zombie, cuya sola visión podría contribuir al buen termino de alguna de las funciones a la que uno se dedica en tan delicado lugar.
Incluso en el salpicadero de mi coche, ha aterrizado un Halcón Milenario, que hace que me sienta cada vez que lo conduzco, como Han Solo o Chewacca (cuando llevo demasiado tiempo sin visitar al peluquero)
En fin, sirva este articulo, de pequeño homenaje a todos aquellos que como yo, comparten su vida con un sin fin de replicas en miniatura de sus personajes favoritos.